lunes, 17 de enero de 2011

Maldiciones y leyendas del fútbol colombiano

Lo prometido es deuda. Anteriormente publique una entrada sobre maldiciones en el futbol internacional http://vampirosdictadores.blogspot.com/2011/01/maldiciones-y-leyendas-del-futbol.html El día de hoy traigo unas cuantas sobre el futbol colombiano. Hay unas bastante llamativas.

La maldición de Garabato
La leyenda negra más famosa del fútbol colombiano es la que relaciona a Benjamín Urrea con el América de Cali. Urrea, conocido en sus años mozos como 'Garabato' e hincha incondicional del cuadro escarlata desde su fundación en 1927, no estaba de acuerdo con que el club abandonara la condición de amateur para ingresar al profesionalismo en 1948, año del primer torneo profesional. "Que hagan del América lo que quieran... pero juro por Dios que nunca serán campeones", dijo tras retirarse de la reunión de socios en la que se discutía el tema... y lo cierto es que su maldición duró 31 años.
América fue incapaz de alzarse con un título y debió ver cómo otros celebraban. Es más, durante muchos años el club que ostenta trece títulos era considerado un 'chico' y no uno de los grandes del fútbol colombiano, hasta que llegó Gabriel Ochoa Uribe y se disfrazó de exorcista. Ochoa, que ya era multicampeón con Millonarios y Santa Fe, recuperó al veterano Alfonso Cañón y bajo su égida el club logró el histórico título del 19 de diciembre de 1979.  Con el final de la maldición en Colombia, hay muchos que dicen que esta se trasladó al continente pues América tiene el antirécord internacional de haber disputado cuatro finales de Copa Libertadores (1985, 86, 87 y 96) y no haber podido ganar ninguna. Aunque claro, ¿qué culpa tuvo el ya fallecido Urrutia de que Ochoa hubiese metido a Esterilla como delantero ante Peñarol en la final del 87, o que Oscar Córdoba le regalara un gol a Crespo en el 96?
Lo cierto es que la verdadera maldición del América fue el ingreso de los dineros del Cartel de Cali, que si bien trajeron a varios de los mejores jugadores del continente y convirtieron a la modesta 'Mechita' en un grande del país, casi que acaban con la institución en los últimos años.


El Pipa, cazador de demonios
Precisamente uno de los grandes ídolos del América es digno de mención en estas historias tenebrosas. Anthony de Ávila, 'el Pitufo', siempre ha sido un cristiano devoto. Incluso se hizo famoso porque en los 80's y 90's, cuando ganó todo en Colombia y perdió las cuatro Libertadores con el rojo de Cali, el escudo de su camiseta estaba en blanco y no mostraba al tradicional diablillo que es imagen oficial de los escarlatas. ¿La razón? Él es un cazador de demonios. Sí, tal cual lo lee. Anthony de Ávila caza demonios y de eso dan testimonio sus compañeros de habitación en más de 20 años de concentraciones. Dormir en el mismo cuarto del 'Pipa' era extraño, pues a media noche uno se podía despertar y encontrarse de frente con que el diminuto atacante estaba en calzoncillos, parado sobre la cama y rezando a toda velocidad mientras blandía una daga con la cual castigaba a los demonios que acechaban...
La historia es real y fue relatada por un jovencísimo Giovanni Hernández en 1995, que a sus 19 años tuvo que vivir esta experiencia. Para que vean que el máximo goleador del Diablo en toda la historia es mucho más interesante de lo que parece. 

La maldición del Padre Ramírez
El descenso de 1997 en la Liga de Colombia se definía en la última fecha. Pereira enfrentaba a Once Caldas necesitado de una victoria, pero con la confianza de que una derrota lo dejaba en primera pues su rival en esa carrera a la B, Unicosta, necesitaba ganarle en Bogotá a Millonarios, uno de los mejores equipos de la temporada. Pues bien, el Pereira perdió el clásico ante el Once por 1-0 con gol de Galván (un clásico histórico, por cierto, pues nunca un equipo había mandado a su rival de patio a la B), pero increíblemente el ya desaparecido equipo de Barranquilla se impuso 3-2 en Bogotá. Desde el corazón del Eje Cafetero empezaron a llegar todo tipo de improperios hacia los azules, pero uno fue particular. Dicen que un tal Padre Ramírez, párroco en Pereira e hincha furibundo de los 'matecañas', sentenció que por culpa de ese descenso para él injusto, Millonarios nunca iba a volver a salir campeón.
El rumor de la maldición creció en Pereira y llegó hasta Bogotá, pero nadie logró hablar nunca con el supuesto párroco. Lo cierto es que el azul, que había celebrado su último título en 1988 y que venía de unas buenas campañas con los subcampeonatos del 94 y el 96, en ese 1997 empezó a sentir los efectos de la maldición. En una serie semifinal de ese extrañísimo torneo adecuación del 97, en la que el entonces equipo de Diego Umaña era súper favorito ante Bucaramanga, Tulúa y Junior, el azul no pudo disputar el cupo a la gran final del año ante América por gol diferencia ya que en la última fecha goleó 4-1 a los vallecaucanos pero Bucaramanga, a la postre finalista, aplastó 0-4 a Junior en Barranquilla, en un resultado increíble.
Desde entonces el azul no ha estado ni cerca de un título nacional y, es más, nunca ha disputado una final semestral. Claro que, al igual que el América, más que el conjuro ajeno el problema fue propio: la herencia negativa de los años de dineros del narcotráfico en el club le pasaron una factura larguísima que hoy lo sigue castigando.

La maldición de Villa Nueva
El Deportivo Independiente Medellín, conocido como El Poderoso no siempre gozó de buena salud, más bien al contrario. La historia de este club está marcada por el sufrimiento y la desdicha.
Más de 45 años de ayuno de campeonatos tuvieron como culpable a la popular Gudovina, esposa de un arquero paraguayo del Poderoso, llamado Artemio Villanueva. La señora Gudovina, tenía fama de hechicera y cuando su esposo fue despedido del Independiente Medellín, maldijo al equipo y juró que jamás sería campeón de nuevo. Pasaron las décadas y a pesar de que El Poderoso tuvo excelentes equipos, nunca logró otra estrella y perdió finales de manera insólita. 

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